El Barrio Plateros, México, ocupaba espacio permanente en los noticieros por sus altas cifras de homicidios. El drama que aquejaba a sus habitantes articuló a una serie de fuerzas públicas y privadas, entre ellas la Subsecretaría de Prevención del Delito y Participación Ciudadana de Ciudad de México y la Universidad de Yale, que adaptaron y aplicaron una estrategia de intervención que logró bajar los homicidios en un 30% en esta localidad, y en casi un 58% en apenas dos años en Ciudad de México. Esa exitosa experiencia, llamada “Plan Alto al Fuego”, es la que se encuentra visitando en estos días en México el subsecretario de Prevención del Delito de nuestro país, Eduardo Vergara.
La agenda de seguridad que el Subsecretario Eduardo Vergara ha desplegado en México viene a complementar el trabajo que el Gobierno lleva adelante para hacer frente al alza de homicidios en el país. En este destacan dos hitos: la creación del Centro para la Prevención de Homicidios y Delitos Violentos, y el convenio firmado en mayo entre la Subsecretaría de Prevención del Delito y el Ministerio Público para que este último se integre al trabajo del Observatorio de Homicidios que encabeza la institución, con el objeto de contabilizar unificadamente a las víctimas de este delito bajo los criterios de establecidos en el “Protocolo de Bogotá, sobre la calidad de los datos de homicidios en América Latina y el Caribe”.
El origen del Plan “Alto al Fuego” está en Boston -ciudad de EE.UU. que en los años 90 fue escenario de enfrentamientos entre bandas rivales-, e hizo bajar el promedio de homicidios diarios en Ciudad de México de 4,3 en enero de 2019 a 1,8 en abril de 2022. El programa se basa en la premisa de que la violencia es generada por un número acotado de personas que pertenecen a colectivos determinados, y por la interacción entre estos, por lo que se debe enfrentar de forma focalizada.
En México, el Subsecretario Vergara se reunió con el Subsecretario de Prevención del Delito y Participación Ciudadana de ese país, Pablo Vázquez, quien le presentó el programa aplicado en el Barrio Plateros. En la oportunidad, Vergara recorrió el barrio para conocer cómo se aplica este plan que busca sacar a jóvenes de la delincuencia y cortar la cadena de homicidios.
El objetivo es obtener lecciones de esta experiencia para aplicarla en Chile y robustecer el trabajo que lleva adelante la Subsecretaría para frenar y bajar los homicidios, lesiones por arma blanca o de fuego, prevenir la participación de jóvenes en actividades delictivas, reducir la reincidencia y construir confianza entre el ciudadano y las instituciones encargadas de proveer seguridad e impartir justicia.
“Llegamos hasta la ciudad de México para sentarnos a trabajar con instituciones municipales, estatales y gubernamentales como también organizaciones que han mostrado resultados importantes en la reducción de la violencia, los delitos, pero particularmente los homicidios. Estamos trabajando junto al programa Alto al Fuego que ha permitido una reducción importante en la Ciudad de México de los homicidios, con un fuerte trabajo policial, pero también con un componente preventivo, que entra a las comunidades y fortalece la capacidad estatal que ahí está presente.”, explicó Vergara.
A su vez, el Subsecretario agregó que “seguimos trabajando, mirando lo que funciona como también reconociendo y analizando lo que no funciona, porque para nuestras políticas de prevención y particularmente sobre delitos tan complejos que existen a lo largo y ancho de nuestra región latinoamericana tenemos que poner a disposición las mejores prácticas, pero también la capacidad de implementarlas en base a las realidades nacionales”.
Para la consecución de los objetivos de este programa se consideraron dos componentes: el primero, análisis de las dinámicas de violencia a nivel comunitario y diseño y coordinación interinstitucional para la ejecución de medidas disuasivas dirigidas a prevenir la reincidencia de conductas violentas de grupos e individuos específicos; asimismo, colaboración con instituciones para desarrollar y aplicar acciones de comunicación preventiva y disuasiva orientadas a evitar la incidencia en conductas violentas.
Mientras que el segundo es comunitario. Es decir, elaborar un conjunto de iniciativas y talleres para brindar acompañamiento a las personas y proveer los apoyos necesarios para las víctimas directas e indirectas de la violencia armada, dotar o fortalecer las habilidades para el manejo de las emociones, el autocuidado, entre otros, con el propósito de que puedan contar con las herramientas para salir del ciclo de la violencia.
“Alto al Fuego” -replicado en otras zonas de EE.UU.- fue adaptado a la realidad mexicana por la Universidad de Yale, mediante la realización de sesiones de co-diseño con la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México; con el apoyo y seguimiento de Innovations for Poverty Action (IPA), organización con amplia experiencia en la evaluación de impacto. Se contó también con la asesoría del California Partnership for Safe Communities (CPSC), organización que compartió su amplia experiencia en la reducción de homicidios en ciudades como Oakland y Stockton.
El trabajo desarrollado por la SPD
El Centro para la Prevención de Homicidios y Delitos Violentos -integrado también por el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, el Servicio Médico Legal, Gendarmería, Carabineros y la Policía de Investigaciones- tiene como misión establecer lineamientos para el levantamiento, registro y sistematización de los homicidios y delitos violentos, con el fin de desarrollar políticas especializadas en el tema, en articulación con otras instancias de la Subsecretaría de Prevención del Delito (SPD) e instituciones pertinentes.
Hasta antes de su creación, la información con que contaba la SPD corresponde a “casos policiales” reportados por Carabineros y la PDI, sin distinguir el contexto, como si existían más de una víctima o si estos terminaban correspondiendo a homicidios consumados, frustrados o tentados. Ahora existe un mejor levantamiento y sistematización, clave a la hora de entender el aumento de este delito y para determinar si se relacionan a crimen organizado, bandas criminales, aumento de armamento ilegal u otros fenómenos.
En sus primeros meses de funcionamiento ya ha generado un diagnóstico de la situación de los homicidios y un análisis sobre los factores de riesgo, focalización, caracterización, contexto y móviles de ellos, que permita la identificación de delitos de acuerdo con su realidad regional o territorial, y su impacto en la sociedad.
Además, este centro en coordinación con los gobiernos regionales de Tarapacá y la Región Metropolitana, los municipios correspondientes, organizaciones de la sociedad civil y universidades, realizará un levantamiento diagnóstico y adaptación de la metodología “Cure Violence” -programa contra la violencia- a la realidad de las tomas irregulares de terreno. El piloto contempla tomas irregulares en Alto Hospicio y Cerrillos.
Hay más. Se busca implementar un proyecto de 24 meses (2023-24) en que un equipo especializado, financiado con cargo al proyecto BID, de análisis criminal de la información levantada por el programa Denuncia Seguro, permitiendo la elaboración de productos avanzados de información, que sean de utilidad para estas instituciones, incluidos los gobiernos locales, en el plano de la elaboración de planes integrales a nivel territorial.
Otro de los proyectos es un estudio sobre las armas involucradas en delitos, en conjunto con la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, cuyo convenio está en curso. Para esto se espera obtener la información necesaria de los laboratorios encargados de periciar dichas armas. Y, finalmente, la realización de un diagnóstico y estudio de caso con foco en la trayectoria de vida y situación actual de niños, niñas y adolescentes que han cometido el delito de homicidio en el periodo 2018-2022 a nivel nacional.